Marcelino Sariego es un septuagenario profesor de arte que recibe la noticia de que la enfermedad que padece podría tener como consecuencia la ceguera. En la escuela de arte, Marso como le dicen quienes lo rodean exige como examen de ingreso que los alumnos le dibujen un retrato a partir de una fotografía. El rostro de Marso dibujado en blanco y negro por cada aspirante a tomar sus cursos multiplica la expresión perpleja del profesor.