Hacia el final de la India colonial, Sahid Khan se dedica a saquear los trenes británicos personificando al legendario Sultana Daku. Ahora es un paria, así que no tiene más remedio que convertirse en un trabajador de la mina de carbón de Ramadhir Singh sólo para continuar con la batalla de venganza que pasa de generación en generación. A comienzos de la década el hijo de Sahid, el mujeriego Sardar Khan, se compromete a restaurar el honor de su padre y se convierte en el hombre más temido de Wasseypur.