En esta historia hay algo que encaja y algo que no encaja. Encaja que Santiago se levante de la cama y que su familia al completo le esté esperando en la cocina, le cante el cumpleaños felíz cuando entra por la puerta, que le bese y que le haga regalos. Lo que ya no encaja es que a Santiago no le guste el regalo de su hijo pequeño, que no le crea cuando le dice que le quiere, y que sólo por eso le grite, le ponga en la calle y se enfade con todos. Quién no ha soñado alguna vez con tener una familia a medida?