Un día en julio de 1982, André Bamberski se entera de la muerte de su hija Kalinka. Ella tenía 14 años y pasaba sus vacaciones en Alemania con su madre y su padrastro, el Dr. Krombach. Las extrañas circunstancias de su muerte hacen que André Bamberski luche durante 27 años para intentar encontrar al culpable, convirtiendo su lucha en la única obsesión de su vida.