Así como en la Odisea, es en el mar Egeo dónde Elias, nuestro héroe sin leyenda, comienza. Sobre el mismo mar, bajo el mismo sol y el mismo cielo que a principios de la civilización. Después de muchas peripecias, en las que escala hacia el paraíso y desciende a los infiernos, su epopeya acaba mágicamente en París. París, que cada forastero ve brillar en lo más hondo de sus sueños con un futuro incierto.